Seguramente muchos estaremos de acuerdo en afirmar que viajar es una de las experiencias más enriquecedoras que existen. Ahora bien, si nos planteamos viajar con nuestras criaturas ya no lo veremos todos tan claro.

Algunas personas viajeras cuando tienen hijos prefieren aparcar los viajes hasta que "las criaturas sean grandes " pero afortunadamente esta tendencia está cambiando y cada vez hay más familias que se atreven a vivir la aventura de viajar con niños.

Hay muchos destinos donde podemos ir con niños siendo recomendable elegirlas teniendo en cuenta las edades, intereses y aficiones de los niños. Combinar naturaleza con cultura es una muy buena opción y si, además, añadimos la diversión, tendremos el éxito asegurado. Utilizaremos esta fórmula para diseñar la ruta Múnich - Núremberg.

La ciudad de Múnich tiene mucho para ofrecer a las familias con niños. Si los niños son mayorcitos pueden alquilar unas bicicletas en la estación de tren y recorrer la ciudad y sus parques sobre dos ruedas. No sufráis, allí vehículos respetan las bicicletas y, además, hay bastantes carriles bici por toda la ciudad.

Si están entrenados pueden empezar por el English Garden y detenerse a ver como los jóvenes hacen surf en una corriente artificial de agua en medio del parque. Sorprendente. Puede recorrer todo el parque, continuar hasta las instalaciones olímpicas y terminar la ruta en el castillo de Nymphenburg, para volver de nuevo a la estación de tren.

Si ha conseguido terminar la ruta, puede premiar su cuerpo con unas deliciosas salchichas en alguna de las míticas y centenarias cervecerías de la ciudad. Qué experiencia más deliciosa!

Para los que sean más de coches que de bicicletas, no hay nada mejor que visitar el Museo BMW, donde podrá ver coches de la legendaria marca y disfrutar de una zona de experimentación diseñada para despertar la curiosidad de los más pequeños por el mundo de la mecánica, la movilidad y la sostenibilidad.

La siguiente etapa será la ciudad de Núremberg, a la que se puede llegar en tren desde Múnich o bien en coche de alquiler.

La ciudad de Núremberg se merece una visita relajada. El casco antiguo, junto a la estación de tren, se encuentra rodeado por una imponente muralla que protege las calles adoquinadas, los puentes de madera y las fachadas que componen un centro acogedor y agradable, aunque buena parte de la ciudad fue totalmente restaurada después de la II Guerra Mundial.

Pasear por sus calles peatonales; visitar las paradas de los mercados en la calle; entrar, si nos apetece, en alguna iglesia y por supuesto, comer las famosas salchichas de Núremberg. La visita al castillo es imprescindible cuando se viaja con los más pequeños, a los que explicaremos historias de príncipes y princesas, y de dragones encantados que viven escondidos en las torres del castillo. Si hay más tiempo, visitaremos el Museo del Juguete, pero lo que no podemos dejar de visitar es el Parque de Playmobil, en las afueras de la ciudad.

Este parque es un paraíso para los pequeños y los grandes que hemos pasado tan buenos ratos imaginando historias protagonizadas por los famosos muñecos de Playmobil.